Y es ahora, a punto de llegar a la calle de Santa Ana, estrecha cicatriz que rompe el barrio hasta la Rambla, cuando escucha de fondo una pelea, gritos altisonantes que se interponen en su pensamiento, voces claramente audibles, pero no las de dos borrachos que pelean entre sí, sino como si Don Juan Tenorio y las Valkirias de Wagner regresaran del campo de batalla dandose cita al final del callejón.
Aunque la presencia de Isabel Bolet es estos hechos es novelesca, sí que es cierto que vivía al lado y que este episodio no le pasó desapercibido.