Es ahora, bajo el calor asfixiante del verano, cuando noto la vibración de mi móvil, un correo que llega a mi dirección particular. Consulto el reloj digital y me llama la atención el nombre del remitente: Violant, seudónimo de aquella sabia de Vilanova que me ha ayudado durante la investigación y, por lo que veo, todavía sigue buscando cualquier cosa relacionada con su ciudad, aunque yo ya haya dado por finalizada mi búsqueda.
—Me disculpas.
Mi amigo sale por la puerta mientras yo regreso atrás, buscando la discreción del cementerio. Cojo el móvil y unos pocos movimientos rápidos son suficientes para abrir un correo inesperado.