Es difícil distinguir el color de la madera que se esconde bajo la pila de papeles. Allí se encuentran cédulas de agregación para que los devotos se registren en la asociación, también modelos para enviar a obispos, dignatarios o cualquiera que aparente rango de autoridad, también donativos, no muchos, y felicitaciones, muchas más. ¿Por dónde empezar?
Un sueño hecho obsesión desde que el obispo aprobó la creación de la asociación entregando un miserable papel acompañado de un garabato y una mancha de cera, aunque con la particularidad, minúscula, de que el garabato recordaba vagamente la firma del obispo y la cera formaba unos surcos parecidos a los del sello episcopal.