La gigantesca chimenea es perfectamente visible desde las canteras de la montaña de Montjuïc, donde los picapedreros vislumbran la ciudad mientras cincelan las piedras con que se construyen sus edificios.
Y es que la herrería es enorme, la segunda más grande de Cataluña, incluso con calles que la recorren en su interior, una de ellas dedicada a San José y otra de nombre Marqués. ¿Pecado de soberbia?
—Enhorabuena, señor Marqués, impresionante fábrica.
—Lo es, lo es. Muchas gracias, padre Crusellas.
—Y se llama San José, espléndido nombre.
—Sí, elegido por mi esposa.