Según se publica en El Propagador de marzo de 1877, Francisco de Paula del Villar se ofreció gratuitamente como arquitecto para diseñar la Sagrada Familia. Fue en 1883 cuando renunció a su cargo después de una agria discusión con Joan Martorell, asesor de Bocabella.
Se ha extendido la idea de que Del Villar era un arquitecto mediocre y no hay libro sobre el tema que no hurgue en la herida como hace Bassegoda, que en El Gran Gaudí le califica ‘de la cáscara amarga’.
Nunca sabremos la verdad que se esconde tras la denuncia aunque se hace difícil pensar que un profesional trabaje durante seis años de forma gratuita haciendo y deshaciendo el proyecto que le han encargado.
Es Bocabella quien explica cómo sucedieron los hechos desde su punto de vista en este acta notarial de 30 de mayo de 1884 que el notario Francisco Planas califica como Confesión.