—¡PÁRESE AQUÍ! —ordena Ribera cuando llega a la casa de su jefe.
—Sí, señor.
El carruaje ha necesitado quince minutos para recorrer la distancia entre la estación y el paseo de Gracia. Un solo caballo y velocidad de persona a pie para no rematar lo poco que queda de Ignacio Marqués. Es interesante valorar la resistencia que ofrece el organismo para iniciar un viaje si este lo patrocina en exclusiva la Muerte.
La lengua del hombre parece un paño y encontrar el pulso un reto.
—¡LA LITERA, POR AQUÍ!