—Y aquí tiene el certificado de soltería, señor Marqués —entrega una carpeta el funcionario mulato. Su acento cubano es tan pronunciado que no se sabe bien si habla o declama una opereta—. Es extraño que lo haya solicitado con tanta premura.
—Sí, tengo pensado abandonar la isla en breve.
—Y por lo que veo para casarse.
Este certificado de soltería forma parte de la documentación con la que se solicitó la Dispensa Papal debido a que los interesados eran primos carnales. Este documento se encuentra en la Diócesis de Barcelona.
‘… manteniéndose siempre en estado de soltería sin haber contraído compromiso esponsalicio con mujer alguna en este País y hallándose por consiguiente a su partida de esta ciudad libre y expedito canónica y civilmente para contraer matrimonio…’