Imprenta de Bocabella

Es difícil distinguir el color de la madera que se esconde bajo la pila de papeles. Allí se encuentran cédulas de agregación para que los devotos se registren en la asociación, también modelos para enviar a obispos, dignatarios o cualquiera que aparente rango de autoridad, también donativos, no muchos, y felicitaciones, muchas más. ¿Por dónde empezar?
Un sueño hecho obsesión desde que el obispo aprobó la creación de la asociación entregando un miserable papel acompañado de un garabato y una mancha de cera, aunque con la particularidad, minúscula, de que el garabato recordaba vagamente la firma del obispo y la cera formaba unos surcos parecidos a los del sello episcopal.

Esta fue la carta del obispo de 1866 en donde aceptaba canónicamente la asociación de san José.
Y aquí se encontraba la imprenta Herederos de la Viuda Pla, el edificio de la derecha de la foto, que pertenecía a Bocabella, la imprenta más antigua de la ciudad. La apertura de la calle Princesa redujo ostensiblemente su tamaño. La imprenta ocupaba los bajos y Bocabella vivía en los pisos superiores. Desde aquí organizaba la asociación de san José.
Las cédulas de agregación eran entregadas a los socios que se contaban por centenares de miles.