Visita a Montserrat
Los orígenes de la Sagrada Família se deben buscar en la epidemia de cólera que azotó el país en 1865. Fue entonces cuando el impresor Josep Mª Bocabella se refugió en Montserrat y, a la vista de un cuadro de la Sagrada Familia con protagonismo de san José, tuvo la idea de fundar una asociación consagrada al santo. Esta asociación promovió la construcción de la iglesia que hoy conocemos.
Solicitud de aprobación del obispo, 7 de septiembre de 1866, archivo diocesano
Era inicio de 1866 cuando Bocabella decidió publicar un libro de ejercicios de devoción a san José. Pidió que le enviaran los libros existentes en Francia y descubrió Le Propagateur de la dévotion en Saint Joseph. Compartida su propósito con su amigo el padre Rodríguez, éste no creía que fuera buena idea dada la gran cantidad de publicaciones religiosas que existían, pero viendo la pasión e insistencia de Bocabella decidieron de común acuerdo crear una asociación dedicada al santo y enviar una carta al obispo pidiendo su aprobación.
Transcripción de la petición al obispo de aprobación de la Asociación de San José
Exmo. e Ilmo señor:
Cuando los Apóstoles se hallaban dentro la barca de Simón, y arreciaba el temporal que amagaba envolverles en el torbellino de las olas y sepultarles bajo las embravecidas aguas, «Señor, clamaban a su celestial Maestro, salvadnos, pues vamos a perecer».
También en nuestros días azotan desencadenados vientos de inmoralidad y error, no al pescador esquife de Pedro, sino a su navecilla mística, la Iglesia, Diríase que, cual entonces, Jesucristo duerme, y deja a sus discípulos expuestos al furor de la borrasca, que por instantes va creciendo imponente y reduce al extremo peligro a la embarcación y a los que están en ella. Los católicos levantan sus ojos y sus manos al cielo, y «Señor, repiten con azorado acento, salvadnos, pues vamos a perecer». Es que solamente de lo alto puede venir la palabra omnipotente que desbarate los planes de la impiedad, enfrene la audacia de los malévolos, y haga lucir días serenos de triunfo y gloria para la divina Religión de Crucificado. Y es igualmente que la oración tan solo puede interesar al Señor para que venga en nuestro auxilio.
Por esto la Iglesia encarga a los fieles que oren, que oren asiduamente, que oren con fervor en este período de tribulación y de prueba que estamos atravesando. A este fin invoca ella misma la intercesión de los bienaventurados, para que supla su valimiento ante el trono de Dios lo que falta a las débiles oraciones de los míseros mortales. Los santos son los poderosos medianeros entre el cielo y la tierra, y por su conducto se derraman las divinas misericordias en favor de las miserias humanas. Y si la santísima Virgen María en su calidad de Reina de todos los santos por la eminencia sobre todos de su perfección y de su gloria, así como en su prerrogativa de Madre de Dios es la tesorera y dispensadora de las celestiales bendiciones, especial influencia ha de tener con ella el que fue su virginal esposo y a quien el mismo humanado Verbo se complació en llamar padre durante su peregrinación en este mundo. Por María y José, exclama nuestro jerarca, Pío IX, en aquella su confianza que no le abandona en las situaciones más críticas, serán confundidos los enemigos de la Iglesia, y el mundo se salvará otra vez.
Con efecto, parece que al acudir los fieles al trono de la clemencia divina, sale de allí la voz consoladora de ite ad Joseph, a la manera que Faraón dirigía iguales expresiones a sus súbditos, cuando el hambre iba invadiendo sus comarcas horrible y desastrosa. Recurramos, pues, a san José: imploremos su valiosa protección en amparo de la Iglesia católica y en bien de la sociedad.
Tal es, Exmo. e Ilmo. Señor, el objeto de la asociación exclusivamente piadosa, cuyas bases se acompañan y se someten a su superior aprobación.
Y como sea la prensa la que principalmente ha difundido las malas doctrinas, amortiguando con ellas la fe en las inteligencias y la devoción en los corazones, se formula en las bases el proyecto de una publicación mensual, que ocupándose única y puramente de asuntos piadosos, referentes a excitar en los fieles la devoción y la confianza hacia el gloriosísimo Patriarca, sirva al propio tiempo por medio de su lectura de contrapeso a tanto impreso anticatólico e inmoral como desgraciadamente anda en manos de muchos que, gracias a Dios, conservan aun sus ortodoxas creencias.
V. E. I. en su ilustración pesará la conveniencia o la inoportunidad del plan concebido, dignándose resolver lo que mejor juzgare. Y en el caso de honrarlo con su aprobación, esperan los que suscriben del celo de V.E.I. y de sus infatigables desvelos para cuanto puede contribuir a la mayor gloria de Dios y utilidad espiritual de los fieles, tendrá a bien dar mayor lustre a la asociación proyectada, tomándola bajo sus auspicios.
Barcelona víspera de la Natividad de la Virgen, año de 1966.
Exmo. e Ilmo. Señor.
B. a V.E.I.E.A.
José Maria Rodríguez, pbro. José María Bocabella
Exmo. e Ilmo Sr obispo de Barcelona D. D. Pantaleón Montserrat
Aprobación de la Asociación de San José , 1 de octubre de 1866, archivo diocesano
Transcripción de la aprobación de la Asociación de San José
En vista de lo expuesto por Don José María Bocabella y constándonos de la suficiencia, piadosa y demás favorables circunstancias que concurren en V. venimos en nombrarle Director de la Asociación y publicación del propagador de la devoción de San José, esperando de su celo y laboriosidad contribuirá en cuando pueda al incremento y delante de la empresa para mayor gloria de Dios y bien de la Iglesia.
Dios guarde a V. muchos años.
Santa Visita de Vallformosa de Viloví 1º de octubre de 1866.
Pantaleón Obispo Barcelona
Sr. Dr. Dn José María Rodríguez Pbro.
Las misas en la capilla de la Esperanza
Es en la capilla de la Esperanza, pared con pared con la de sant Just i Pastor, donde la asociación realizaba sus misas y reuniones.